En una época donde las nuevas profesiones distan mucho de los trabajos tradicionales y donde los inversores buscan optimizar los beneficios de cualquier inversor, ¿es rentable invertir en una residencia de mayores?
Hablar del siglo XXI es hacer referencia a la modernidad, al progreso, a los avances tecnológicos, a internet…, pero también a una sociedad exigente que tiende al envejecimiento, que busca —y seguirá demandando— cuidados geriátricos profesionales —bien en centros de mayores, bien en sus propios domicilios—.
En vista de la situación actual, el sector geroasistencial se ha convertido en uno de los más codiciados por un gran número de empresarios y fondos de inversión.
Sin embargo, la evolución profesional de los jóvenes va apartándose de muchos trabajos que actualmente se desempeñan en las residencias de la tercera edad, puesto que ideas como la del teletrabajo o nomadismo laboral o evitar llevar a cabo tareas que impliquen un esfuerzo físico cobran cada día más fuerza; y tampoco debemos olvidar las nuevas profesiones que florecen por la primavera digital.
Esta situación ha hecho que algunos países, como Finlandia estén teniendo serias dificultades para contratar a oriundos para desempeñar labores relacionadas con el ámbito sanitario. Sirve como ejemplo el Hospital Central Universitario de Helsinki, durante la primera década de este siglo, formación complementaria a todos aquellos graduados en enfermería que, independientemente de su nacionalidad, solicitaran trabajar allí.
Y es que los centros de mayores no escapan a esta realidad y por ello, en muchos casos, algunos propietarios se plantean aplicar mejoras tecnológicas que permitan suplir las tareas que tradicionalmente han desempeñado trabajadores.
Sobre esta cuestión, el CTM de Infoelder (ayuda en la tercera edad y cuidados de mayores), Juan Pablo Correa, tiene una opinión clara: el usuario del centro de mayores debe ser estar siempre en el centro de cualquier decisión.
Optimizar no equivale a escatimar
En la jerga empresarial, muchas veces se utilizan indistintamente estos dos verbos, o incluso el primero se usa como un eufemismo del principio. Sin embargo, el término optimizar significa ‘buscar la mejor manera de realizar una actividad’, y esto no puede ser, obviamente, a costa de que el residente no disfrute de un trato personalizado o sea una máquina la que tome decisiones sobre sus cuidados que le corresponden a los auxiliares y personal médico.
Así pues, antes de comprar, vender o hacerse con el traspaso de una residencia de ancianos, hay que desterrar la idea de que la única forma de ampliar el margen de beneficios del centro será recortando.
Eliminar gastos superfluos o buscar la mejor forma de aprovechar los recursos de los que el centro dispone serán dos de los distintos factores que permitirán optimizar esos beneficios. Contar con ayuda de gestores profesionales y expertos en la supervisión de centros de mayores será de gran ayuda para detectar las posibles fugas de dinero.
Cuidar a personas, lo más importante
Aunque la mayoría de negocios puedan seguir en muchos casos patrones similares para calcular beneficios, determinar la rentabilidad, etc. En el caso de los centros geroasistenciales también hay otros factores que influyen enormemente, de ahí que usar indicadores como el EBITDA no contemplen todos los elementos.
Si la propiedad de la residencia de mayores piensa en todo momento en que el cuidado de los residentes es lo más importante en su gestión, los cambios que realice se traducirán a corto, medio o largo plazo tanto en beneficios para los usuarios que allí viven como para su rentabilidad particular.
Juan Pablo Correa explica que hay cinco pilares que todo buen gestor de residencias de mayores debería implementar en su centro para que este resulte un negocio satisfactorio: la mejora continua, el mantenimiento autónomo, el mantenimiento planificado y la gestión temprana del equipo.
Rodéate de profesionales
Uno de los consejos más valiosos que el futuro inversor puede recibir es que cuente con la ayuda de expertos para tomar decisiones como comprar o traspasar una residencia de la tercera edad o para optimizar el centro residencial que va a gestionar.
Organización de horarios del personal en una residencia de mayores